¿A quién ofende la desnudez? Sobre la polémica por la foto de Camila Sosa Villada
¿A quién ofende la desnudez? Sobre la polémica por la foto de Camila Sosa Villada
La fotografía de una obra teatral que protagoniza la cordobesa en Buenos Aires fue denunciada en Facebook. ¿Qué respondió la actriz?
Camila Sosa Villada es una de las actrices más sorprendentes de la escena cordobesa. Además de trabajar en teatro, cine y en televisión, este 2014 también debutó como dramaturga y directora en Los ríos del olvido.
Esta semana fue protagonista de una ridícula polémica por la foto de una obra que estrena en el Teatro San Martín de Buenos Aires: El bello indiferente, de Jean Cocteau, dirigida por Javier van de Couter. En la imagen aparece desnuda, con un cuchillo en su mano derecha.
Las fotos que publicó en su cuenta de Facebook fueron denunciadas por algunos de sus «amigos» (aquí valen las comillas) y la red social la notificó. El descargo de Camila, entre la indignación y el dolor, decía: «Soy actriz y escritora, muchos de mis poemas los ilustro con fotos que a veces incluyen desnudos, como los que pintaban los primeros hombres en las cavernas, o los desnudos de Matisse, de Miguel Ángel, de Goya, de Picasso, o de cualquier fotógrafo contemporáneo». Y continuó: «Me ofende que hagan caso a denuncias de gente que está pendiente de contenidos que si les molestan, deberían ignorar».
«Cómo puede pesar la opinión de alguien estrecho de mente, contra el hacer de los artistas que día a día, bien o mal intentamos hacer del mundo un lugar mejor. No lo entiendo. En facebook se leen comentarios realmente violentos todos los días. NO puedo entender cómo consideran violenta u ofensiva una foto que ilustra un poema, o es un hecho artístico en si mismo por la luz, el maquillaje, la idea misma, antes que las barbaridades discriminatorias, xenófobas e hirientes que se leen todos los días por aquí».
Camila Sosa Villada destacó que sufrió discriminación toda su vida: «Eso hizo de mi una persona a la mitad. Esto que ustedes hacen es seguir contribuyendo con eso. Sólo espero que el mundo los trate mejor de lo que a mí me ha tratado, porque como decían las gentes de antes, hay cosas que no se les desean ni a los peores enemigos».
¿A quién ofende la desnudez? ¿A quién ofende la desnudez, además, en una fotografía artística, que promociona una obra teatral? Parece el guion de una mala ficción seguir discutiendo estas cuestiones sobre la base de una supuesta moral cívica afectada.
Facebook funciona a diario como un téster de violencia, repleto de posiciones extremistas en las que abundan apologías a cualquier crimen (al punto de pedir muertes); los chicos hacen bullying a través de las redes; hay, como dice Camila Sosa Villada, xenofobia, discriminación… pero hay alguien que se preocupa por un desnudo.
«Sobreviví a cosas peores y salí oliendo a rosas», le dijo Camila a VOS mientras se preparaba para el estreno en Buenos Aires. Ella está convencida de que todo esto ocurre porque es travesti, más que por la desnudez de la imagen.
¿Cuánta gente se ha tomado el trabajo de denunciar a los malos programas de televisión que, incluso en horas de la siesta, disponen de contenido no apropiado (no sólo imágenes, también lenguaje, temáticas, etcétera)? Ahí, muchas veces, sobra la vulgaridad: si hay un desnudo (¿un hilo dental hace la diferencia entre alguien vestido y alguien desnudo?), es porque exponen esos cuerpos como si fueran mercancías.
Detrás de la promoción de El bello indiferente hay una obra de arte, una idea, un concepto. ¿Molesta la desnudez o la obra de arte, la idea, el concepto? ¿Sería mejor que esté vacío de todo?
Camila Sosa Villada respondió en el Facebook a los anónimos que la denunciaron… y al propio Facebook, con una imagen de La maja desnuda. ¿No tiene derecho ella a que los denunciantes no sean más sus «amigos»? ¿No puede saber quiénes son? Con dolor, sin faltarle ironía, subió la misma foto del afiche con las banditas blancas de la censura, tapando algunas de sus partes.
Una discusión que parece del pasado. Pero sigue viva… cinco siglos igual.
Fuente: La Voz del Interior