Opinión

Sobre la equidad de género en la actividad cinematográfica

Sobre la equidad de género en la actividad cinematográfica

Diagnósticos

La igualdad de oportunidades entre mujeres y varones ha sido un tema central del desarrollo de políticas a nivel global en los últimos años. Según el Informe Mundial de la UNESCO de 2018 “Re-pensar las políticas culturales”, existe una marcada brecha laboral donde las mujeres tienen menos acceso y una remuneración inferior en comparación con la de los varones. Entre los datos aportados apenas el 16% de la financiación de películas cinematográficas está destinado a realizaciones de mujeres en Europa. Otro informe, European Women’s Audiovisual Network de 2016, muestra que la proporción de profesionales que se gradúan de las escuelas de cine mantiene una paridad que no se refleja en la cantidad de mujeres que acceden a puestos de trabajo de jerarquía en la industria cinematográfica.

El Informe «Igualdad de Género en la Industria Audiovisual Argentina» realizado en 2019 por el Observatorio de la Industria Audiovisual de Argentina (OAVA) del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, revela una situación similar a la europea.  Cerca del 60% de la población estudiantil que egresa de carreras audiovisuales son mujeres, porcentaje que se invierte en la distribución de los puestos de trabajo entre varones y mujeres y se mantiene dicha inequidad en el acceso a roles jerárquicos. En tanto que el 17% en 2017 con una caída al 12% en 2018 es el porcentaje de la financiación pública de películas cinematográficas dirigidas por mujeres, y un 19% el acceso a la exhibición.

La igualdad de género es una de las 11 áreas de seguimiento de la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales (2005) de la UNESCO y el Objetivo número 5 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (ODS). Existen diversos antecedentes de la implementación de políticas innovadoras que han logrado exitosos resultados resolviendo, en parte, la inequidad manifiesta en la industria cinematográfica. Uno de los casos modelos es el de las políticas implementadas en Suecia a través del Instituto Sueco de Cinematografía (SFI). En 2013 se propuso el objetivo de equiparar para el año 2016 el 50% y 50% en porcentaje destinado a la producción de películas para mujeres y varones. Habiendo cumplido el objetivo, Suecia se convirtió en el primer país en lograr la paridad de género en la financiación pública de la cinematografía. Es de destacar que en el período 2006 a 2012 sólo el 35% de los proyectos elegidos eran realizados por mujeres.

El modelo sueco combinó diferentes estrategias que no tienen como única política la repartición del dinero público de manera equitativa, sino también otras iniciativas como el sitio web “Nordic Women in Film” que da visibilidad a las realizadoras de la región y la creación de un programa de mentorías denominado “Moviement” destinado a ayudar al desarrollo de proyectos de mujeres. El ejemplo de Suecia demuestra que la implementación de políticas innovadoras son eficaces para lograr la igualdad de género y la falacia de los argumentos comunes que señalan que no existe un número significativo de realizadoras mujeres o que sus proyectos carecen de calidad, puesto que, además, el criterio sobre la elegibilidad de los proyectos es prioritariamente el de la calidad.

Acorde a los informes y diagnósticos realizados, la implementación de políticas innovadoras para lograr el objetivo de la igualdad de género en la cinematografía argentina, son imperantes. Dicha implementación debería estar regida por una política integral que contemple, al menos, medidas de fomento y promoción, educacionales y de preservación. Esto es así porque atender únicamente a la equidad en el fomento -objeto de los debates contemporáneos- dejaría en desigualdad de condiciones otros aspectos vinculados a la promoción de proyectos realizados por mujeres, por ej. el de la exhibición, ya que no necesariamente implicaría que el 50% de los proyectos realizados por mujeres que consigan financiación para su producción, accedan a la exhibición.

Propuestas

Una política de promoción de proyectos realizados por mujeres debería contemplar un programa de tutorías a cargo de las cineastas con trayectoria que pueda ayudar al desarrollo y gerenciamiento de proyectos de realizadoras nóveles. Este programa de tutorías está dirigido a atender especialmente la diferencia sustancial que existe entre el porcentaje de mujeres que se gradúan en las carreras audiovisuales, y el porcentaje de inserción laboral en roles jerárquicos y en la presentación de proyectos de mujeres. Por otra parte una política de promoción debería contemplar un sistema de incentivos a la distribución y exhibición de películas realizadas por mujeres, lo que redundaría en mayores oportunidades y una mayor visibilidad.

En función de lograr la equidad en la financiación pública de la cinematografía, deberá considerarse especialmente la conformación de jurados y comité de selección de proyectos que contemplen la igualdad 50% y 50%. En el caso de que dichos jurados y comités sean de número impar, debería reverse la reglamentación vigente de forma de generar condiciones de igualdad que no impliquen un rebuscado sistema de, en efecto, nuevas desigualdades alternando mayorías de mujeres y varones. En igual sentido debe preverse la implementación programática que, al igual que el modelo sueco, desarrolle a lo largo de tres años la equidad en la selección de proyectos de varones y mujeres, logrando el objetivo 50% y 50%. No menos importante resulta que quienes integren los jurados y comités de selección se encuentren capacitados y/o presenten antecedentes de formación en Género, acorde a lo normado por la Ley 27.499.

Por otra parte resulta de importancia que dentro de las currículas de las carreras audiovisuales de nivel terciario y universitario se promueva la incorporación de producción académica y artística escrita y realizada por mujeres. Al analizar los programas de estudio de las asignaturas de las carreras se evidencia una muy marcada inequidad; rara vez los contenidos de autoras mujeres superan el 5%. La importancia de promover la enseñanza a través de autoras mujeres no sólo radica en lograr dar voz a su pensamiento y arte cinematográficos sino que también, como se ha estudiado, en modificar la repercusión que sobre la estima y valoración de sus obras tiene el estudiantado sobre el rol de la mujer en la cinematografía. Esto último tiene una relación directa con la cantidad de proyectos presentados por mujeres para recibir financiación pública, debido a que en toda su formación se le enseña por omisión que la mujer no tiene una valoración en su propio campo.

Por último y con la misma importancia debería considerarse por un lado la revisión del canon de la Historia del Cine que ha dejado a un lado la producción de mujeres y, por otro, la promoción de digitalizaciones y restauraciones de obras realizadas por mujeres. En primer lugar porque se cree de manera generalizada que las mujeres no han sido protagonistas del desarrollo de la cinematografía y que han tenido escasa participación en la industria. Sólo por señalar un ejemplo, se desconoce que el cine argentino ha tenido en sus orígenes importantes aportes de realizadoras como puede señalarse de la gran cantidad de mujeres que filmaron en la época muda como Angélica Garcia de Garcia Mansilla, Emilia Saleny ó María B. de Celestini. La primera apenas un año más tarde que se realizara la primera película de largometraje de ficción, realiza el primer filme argentino dirigido por una mujer como lo es Un romance argentino (1915), película que hasta hace muy poco se había divulgado por la bibliografía existente como un filme dirigido por un varón. El pañuelo de Clarita (1919) de Emilia Saleny es una de las obras que aún se conservan del período mudo, y su realizadora una precursora de la educación audiovisual quien fundó la Academia de Artes Cinematográficas para la enseñanza de “declamación, recitación, y arte cinematográfica”. O el caso de María B. de Celestini quien filmara en 1920 quizás la que podría ser el filme emblemático de las pioneras argentinas como es Mi derecho, sobre la lucha de una mujer por sus derechos al haberle sido quitado su hijo por mantener una relación extra-matrimonial. Aunque esta película se cree perdida, hay una gran producción realizada por mujeres que se conservan –pero como el filme de Saleny y que deberían su restauración permitiría su accesibilidad a nuevos públicos. Alarmante es el número de películas digitalizadas y restauradas en los últimos años donde encontramos únicamente dos dirigidas por mujeres sobre un total de aproximadamente cien títulos.

Conclusiones

Se propone por tanto la creación de un programa de tutorías, un sistema de incentivos a la distribución y exhibición, la reglamentación de la conformación de jurados y comités de selección de proyectos que contemplen la igualdad 50% y 50% y la formación en Género, la equidad en la selección de proyectos y en la asignación de financiación, promover la incorporación de producción académica y artística escrita y realizada por mujeres, promover la investigación y estudios que permitan realizar una revisión del canon de la Historia del Cine, y un programa de digitalizaciones y restauraciones de obras realizadas por mujeres.

La implementación de estas políticas debería considerar la convocatoria a un cuerpo colegiado que pudiera realizar el seguimiento de la implementación de dichas políticas y promover la discusión sobre un aspecto de relevancia sobre el diseño de políticas que contemplen la no binariedad del género, aspecto sobre el que no me he centrado en este texto, pero que sin dudas debe incorporarse a las discusiones y diseños de políticas públicas para el sector.

 

*Imagen: Mi derecho (1920, María B. de Celestini) © Fundación Cinemateca Argentina