ChatGPT: la teslización de la actividad intelectual
ChatGPT: la teslización de la actividad intelectual
El primer auto autónomo fue desarrollado en la década de 1980 por el laboratorio de robótica del Centro de Investigación Ames de la NASA. El vehículo, llamado «Navlab», fue equipado con cámaras de video, sensores láser y un sistema de navegación basado en GPS para permitir la conducción autónoma. Aunque el Navlab nunca estuvo disponible para el público en general, sentó las bases para la investigación y el desarrollo de los autos autónomos que tenemos hoy en día.
El primer auto autónomo disponible para el público fue el modelo Tesla Model S, que se lanzó en 2015 con la función de «Autopilot». Esta tecnología permitió al auto conducirse de manera autónoma en ciertas condiciones, como mantenerse en el carril, ajustar la velocidad en función del tráfico y estacionarse automáticamente. Sin embargo, es importante señalar que aunque el Autopilot de Tesla puede conducir el auto de forma autónoma en ciertas situaciones, aún requiere que el conductor supervise y esté preparado para retomar el control en cualquier momento.
Aplicada la inteligencia artificial a otros ámbitos como el del lenguaje, esta tecnología permite generar respuestas y mantener conversaciones de manera natural como si lo hiciera una persona humana. Entrenado con una enorme cantidad de datos de texto para poder generar respuestas coherentes y relevantes a una amplia variedad de preguntas y temas, el fenómeno ChatGPT, un modelo de lenguaje desarrollado por OpenAI, basado en la arquitectura GPT (Generative Pre-trained Transformer), es una forma de inteligencia artificial que puede simular una conversación con una persona y proporcionar respuestas basadas en la comprensión del lenguaje natural.
La inteligencia artificial (IA) permite procesar y analizar grandes cantidades de datos de manera más rápida y eficiente que los seres humanos, lo que la hace útil en una amplia variedad de aplicaciones. Puede aprender a partir de los datos mediante algoritmos de aprendizaje automático, lo que le permite mejorar su precisión y eficiencia con el tiempo, puede entender y generar lenguaje natural, también identificar patrones en imágenes y reconocer voces y sonidos, puede procesar datos y tomar decisiones basadas en reglas predefinidas, puede analizar textos para extraer información relevante y ejemplificar conceptos mediante la identificación de patrones y similitudes en grandes conjuntos de datos, entre otros.
La implementación de la tecnología de inteligencia artificial, como ChatGPT, está comenzando a cambiar la forma en que pensamos, hacemos nuestras tareas y resolvemos problemas lógicos. Es que la actividad intelectual humana basada en la necesidad de pensar, razonar y reflexionar para llegar a conclusiones y soluciones está dando paso a delegar ciertas tareas a una máquina que puede realizarlas de manera más eficiente. Pero esto no significa que la actividad intelectual humana se esté volviendo obsoleta. Por el contrario, asistimos a un fenómeno el cual podemos llamar de «teslización» de la actividad intelectual: los humanos ahora deberán controlar y supervisar las reflexiones, hipótesis y conclusiones a las que llega la inteligencia artificial, al igual de como ha venido sucediendo con la inteligencia artificial aplicada a la conducción de vehículos, la AI está cambiando nuestra actividad intelectual en la forma en que pensamos y hacemos nuestras tareas.
Este fenómeno presenta tanto desafíos como oportunidades. Por un lado, tenemos la oportunidad de utilizar la inteligencia artificial para optimizar y mejorar nuestras reflexiones y decisiones. Pero, por otro lado, tenemos el desafío de asegurarnos de que la inteligencia artificial no supere nuestro control y autonomía en el proceso. Es crucial que entendamos la teslización de la actividad intelectual como una oportunidad para mejorar nuestra eficiencia y productividad, pero también como un desafío que debemos abordar de manera cuidadosa y reflexiva. Debemos tener en cuenta que la supervisión y el control de la inteligencia artificial no son tareas triviales y que debemos garantizar que sigamos siendo responsables de nuestras propias decisiones.