El Río de la Plata, puente de teatralidades
El Río de la Plata, puente de teatralidades
MONTEVIDEO.- El aire de la capital uruguaya no tiene la ferocidad de la urbe porteña. Aquí en esta ciudad que conserva el encanto del pasado, que viste de murga sus calles y transita un ritmo más saludable, la cordialidad es una cualidad típica. Los tiempos son otros y eso permite que se repare más en el otro. Allí la música, el teatro, la danza, las artes plásticas están presentes en cada barrio, en dosis contundentes. Es que desde hace algunos años la administración cultural de Montevideo es ejemplar. Desde que Julio Bocca dirige el Ballet del Sodre, el montevideano considera a la danza como uno de sus mejores capitales. Y desde que el bellísimo teatro Solís reabrió sus puertas, sus salas están colmadas por espectadores tan exigentes como entusiastas. Sólo ejemplos, las muestras de la avidez por el consumo cultural abundan en cada barrio. Esas políticas culturales facilitan el intercambio con un país como la Argentina, con el que tiene tantas cosas en común.
Ese Río de la Plata que rodea a esta ciudad en forma amable llevó por estos días a un grupo de artistas argentinos que cruzó su talento con sus pares uruguayos. Se trata de una coproducción teatral sin precedentes realizada a través de Iberescena sobre una idea del joven productor argentino Fernando Madedo, asociado con su par uruguayo Nacho Fumero, quienes llevaron a escena una impactante versión de La señorita Julia, de August Strindberg, dirigida con mano artesanal por Cristina Banegas. Allí trabaja un equipo artístico mixto compuesto por la actriz argentina Belén Blanco junto a los actores uruguayos Gustavo Suárez y Susana Brussa. En el equipo creativo se suman Magda Banach, en escenografía y vestuario (Argentina), Sebastián Marrero, en luces (Uruguay), Carmen Baliero, en diseño y composición musical (Argentina) y Virginia Leanza, en asesoramiento coreográfico (Uruguay), entre muchos otros talentos de ambos lados de la frontera.
«Por varias cuestiones la actividad teatral no tiene la tradición y el desarrollo que ha tenido la coproducción como lo puede tener una disciplina como la del cine, donde ésta tiene largo aliento. Menciono la actividad cinematográfica porque juntamente con la actividad teatral comparten una institución, la de la sala. En el caso del teatro tiene un valor importantísimo porque es la única disciplina artística qu eno puede ser reproducida técnicamente. El hecho teatral sucede en la sala, poniendo el cuerpo, es una institución», describe con exactitud y entusiasmo de gestor Fernando Madedo. «La comparación con el cine viene a que en ese ámbito la coproducción se volvió muy importante y fortalecida por Ibermedia, un programa creado en 1996, en una cumbre iberoamericana de jefes de estado.» Este programa tuvo un valor enorme durante los últimos años porque, a través de él, los productores obtienen otra fuente de financiamiento en base a convenios de coproducción, que por supuesto están estipulados entre los países. En el caso del teatro, ese sistema no está tan desarrollado, sin embargo en 2006, se creó dentro de los programas «iber» uno destinado al fomento de las artes escénicas iberoamericanas, obviamente con la intención de cooperación e intercambio cultural: Iberescena. «El nuestro es un proyecto específico que se logra bajo el apoyo de este programa, con la intención de promover la circulación del trabajo artístico rioplatense en este caso y con la intención también de darle proyección internacional. Ya tenemos compromisos con el festival Santiago a mil, además de giras al interior de la Argentina y el Uruguay», detalla Madedo. Así surge el sistema de coroproducción de la Señorita Julia entre ambos países. La obra se presentó durante once funciones, con muy buenas críticas, y espera subir a escena en el Centro Cultural de la Cooperación, de Buenos Aires, el próximo 2 de abril.
El joven productor remarca la actividad incesante que el gestor cultural José Miguel Onaindia viene realizando en Uruguay desde hace varios años, algo que ha facilitado notablemente el puente cultural entre las dos naciones hermanas, específicamente en el teatro Solís y el INAE. «José Miguel ha logrado plantear un intercambio entre ambos países, que se da en forma muy particular con La señorita Julia, porque esta coproducción no tiene antecedentes.» Fueron cuatro meses de ensayo con un gran esfuerzo de este equipo mixto trasladándose todo el tiempo a uno u otro lado del Río, con un espíritu de cooperación cultural entre ambos países es muy grande. «En particular elegí La señorita Julia porque este texto tan fundamental del teatro tiene que ver con cuestiones de temática social, problemas entre clases, divaga sobre las relaciones de poder», afirma Madedo. Éstos son los fundamentos con los que este equipo de profesionales indiscutibles armó esta coproducción. El montaje que Cristina Banegas hizo en La señorita Julia es tan contudente como conmovedor. Cada área artística realiza un diálogo único para una puesta donde lo interpretativo nace de las tripas de estos actores inmensos que realizan excelentes trabajos interpretativos, con una gran labor corporal. Es de destacar, además, el delicado trabajo de Carmen Baliero, con su banda sonora.
En continuidad con el espíritu del intercambio de ideas de este equipo que lidera Madedo y que acompaña Onaindia, está la formación de profesionales en el campo teatral. Tanto Cristina Banegas, como Madedo ofrecieron diversos seminarios en distintas ciudades uruguayas. Ahora, hay que esperar el estreno en el Centro Cultural de la Cooperación porteño. Para ir agendando.